Buen día, hoy quiero contarles sobre la decisión de trabajar con las telas de algodón.
Cuando conocí el mundo- no, voy a tener que empezar de más atrás.
Ahora sí: terminé de cursar diseño de indumentaria en 2012 pero siempre creí que no iba a trabajar nunca de eso porque algo (o casi todo) de la industria me hacía ruido. Hegemonía en cuerpos, en estilos, en textiles… la moda y su espectaculización, su formar parte o quedar afuera, los famosos, no sé, muchas cosas que no me cerraban. Cerré el libro y comencé mi vida laboral por rubros varios sólo para vivir y después tener tiempo libre para hacer lo que me gustaba. Pero un día caminando por la costa de Rosario me encontré con un almacén que además de tener productos ecológicos alimenticios tenía ropa de algodón con tintes naturales 😍. Entonces me di cuenta que las cosas se podían hacer de otra forma, que se estaba desarrollando un mundo que yo no estaba conociendo y que me interesaba habitar porque, claro, siempre me gustó la ropa y era en lo que yo me había formado. Así que investigué del tema y pensé y soñé y saqué cuentas, en ese momento yo estaba trabajando en un local de ropa, y se me ocurrió trabajar con algodón orgánico. En el país no existe pero yo tenía planeado un viaje a Perú para dentro de unos meses así que podría traerlo. Resumen: viajé, conocí productores, quedamos en hablar y: cobicho, se cierra la importación. A todo esto, unos meses antes de mi viaje, mientras hacía una clínica de diseño con la profe con la que arranqué a crear mi plan de microempresa que se llamaría Etéreo (buscando para registrar la marca, ese nombre ya existía y para evitar posibles negativas quedó Éter, más adelante ampliaremos) conocí a una colega que trabajaba con las telas de algodón de la cooperativa Inimbó y hacía productos para infancias con estampas propias en serigrafía y me contó que la producción de estas telas estaba buena, que eran crudas, artesanales, que era una cooperativa de trabajadores que levantaron la fábrica que había quebrado en los años 90. Retomando mi idea cerrada por cobicho recordé esta charla y me pareció una brillante idea trabajar con algodón que, aunque no fuese orgánico (que no tuviese un sello), se trabaja de todas estas maneras antes mencionadas y además es producción nacional, genera fuentes de trabajo y colabora con la economía regional de mi propio país, golazo. Y con la situación que estábamos atravesando qué mejor que fortalecerlo. Así que así comenzó Éter: orgullosamente argentino.